miércoles, 3 de febrero de 2010

¿QUE TAN CIERTA ES LA HIPÓTESIS TEMPLARIA DEL ORIGEN DE LA MASONERÍA?

Por Iván Herrera Michel. 33º

En la ciudad Palestina de Jerusalén, en el año 1118, nueve franceses crearon una asociación religiosa y militar denominada inicialmente Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (Pauperes Conmilitones Christi), conocida para la posteridad como Caballeros Templarios o Caballeros del Templo de Salomón (Milites Templi Salomonis), o simplemente: Los Templarios.

Las intenciones iniciales de los fundadores se podrían resumir en dos:

a) El Pontífice Juan VIII en el siglo IX había dispuesto que aquellos caballeros que murieran en batalla luchando contra loa herejes y creyentes de religiones diferentes al cristianismo quedarían limpios de pecados y se considerarían iguales a los mártires cristianos, y

b) La creencia de que en oriente existían grandes riquezas que podrían ser fácilmente arrebatadas a sus propietarios a quienes lícitamente podían asesinar por ser fieles de otra religión.

Entonces, vemos como en realidad los Templarios eran hombres del medioevo, que unían a un exarcebado fanatismo cristiano una ambición desmedida, que con el tiempo adquirieron un inmenso poder y grandes riquezas, gracias a uno de los mayores derramamientos de sangre de la historia humana, y no caballeros altruistas poseedores de un elevado sentimiento intelectual o espiritual.

Una vez consolidada, la Orden del Temple se dedicó al saqueo indiscriminado en el medio oriente y para el año 1170 sus inversiones y propiedades se extendían a territorios que hoy pertenecen a Francia, Alemania, Reino Unido, España y Portugal, lo cual unido a sus cada vez mayores privilegios enriquecían enormemente sus arcas.

Para 1220 la Orden del Temple era la organización privada más grande del mundo desde el aspecto militar hasta el económico. Poseía cerca de 10.000 encomiendas, unos 60 castillos y fortalezas, una flota naval en el mediterráneo y otra en el Atlántico, y un tesoro impresionante que le permitía hacer prestamos impagables a los reyes europeos, quienes terminaban otorgándole la administración económica de sus reinos para paliar deudas crónicas.

El poder de los Templarios era inmenso, por ejemplo, el Maestre de la Orden en Inglaterra ocupaba una plaza en el parlamento como primer Barón del reino, y ella estaba exenta de impuestos. Además fueron pioneros en el concepto de facilidad de pagos en la asignación de créditos para el desarrollo y la expansión comercial, actuaban como fideicomisarios de fondos y propiedades que se dejaban en su custodia, emitían cartas de crédito, etc. Igualmente los Templarios estaban libres de pagar peajes y sus barcos exentos de registro. Naturalmente, una estructura de costos económica, una mercado monopolizado, y una posición política dominante inhibía la competencia y garantizaba altos márgenes de utilidad.

En cuanto al origen escocés de la corriente Masónica que albergó en Francia a los precursores del R:. E:. A:. y A:. se debe hacer una necesaria precisión, ya que en rigor histórico la teoría que relaciona los comienzos remotos de la Orden con la inmigración de Templarios acaudalados provenientes de Europa continental que venían huyendo de la iglesia Católica en el siglo XIV carece de solidez, y se la debemos al deseo del Caballero Andrés de Ramsay de brindarle a la Masonería un linaje ilustre que atrajera a los nobles y burgueses franceses del siglo XVIII. Hipótesis que esbozó en dos discursos pronunciados el veinte de marzo de 1736 en la Logia Parisina St. Thomas N° 1 y en 1737 ante una Asamblea General de la Orden en Francia.

En esos discursos del Caballero de Ramsay, el párrafo que enlaza los antiguos misterios del medio oriente con los Templarios y Gran Bretaña es del siguiente tenor:

“Después de los grandes reveses de las guerras sagradas, la decadencia de las armadas cristianas, y el triunfo de Bendocdor Sultán de Egipto durante la octava y última cruzada, el hijo de Enrique III de Inglaterra, el gran príncipe Eduardo, viendo que ya no había seguridad para sus hermanos Masones en Tierra santa quiso que todos lo acompañaran cuando las tropas cristianas se retiraron y esta colonia de adeptos se estableció así en Inglaterra. Puesto que este príncipe estaba dotado de todas las cualidades del espíritu y del corazón que forman a los héroes, amó las bellas artes y sobre todo nuestra gran ciencia. Estando en el trono, se declaró Gran Maestro de la Orden, le otorgó varios privilegios y franquicias, y desde entonces los miembros de nuestra cofradía tomaron el nombre de Francmasones. Desde esta época Gran Bretaña se convirtió en la sede de la ciencia arcana, en la conservadora de nuestros dogmas y en la depositaria de todos nuestros secretos

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