sábado, 10 de octubre de 2009

Mujeres Bienvenidas a la Masoneria Civilizada.


Mujeres con mandil

Los orígenes de La Gran Logia Femenina de Chile están relacionados con la fundación de la primera Logia Femenina, Araucaria Nº3, el 11 de enero de 1970. Esta Logia junto a tres logias de varones, constituían la Gran Logia Metropolitana, adscritas al Benemérito Rito Nacional de México.

La difícil situación económica del país en esos años llevó a la Gran Logia Metropolitana a abatir columnas. Las mujeres ya iniciadas, en tanto, continuaron con el trabajo masónico dando vida en 1971 a la Respetable Logia Araucaria Nº1, en un hogar mucho más modesto junto a la Logia Judía Odd Fellow, que las acogió por varios años en un segundo piso de la calle Concha y Toro. Este tipo de vínculos con el sionismo ha sido duramente criticado en épocas anteriores.

Es recién en 1983 cuando se solicita la regularidad al Gran Oriente de México, para la creación de la Gran Logia Femenina de Chile, que surge debido a una iniciativa de género, “nuestro camino es sólo de mujeres. Pensamos que hay distintas maneras de trabajar y se hacía necesario un espacio para trabajar a nuestro ritmo y de acuerdo a nuestras características”, afirma la ex Serenísima Gran Maestra Miriam Silva. Junto a ella, sólo tres mujeres han ocupado este distinguido sitial: Chita Cruz Donoso, Eliana Corbalán y Nancy Muñoz, esta última es la actual Serenísima Gran Maestra, quien ya lleva más de 9 años en el cargo.

Desde entonces el número de masonas ha ido en incremento, obligándolas a expandirse y a adquirir nuevas propiedades. En la actualidad cuentan con un templo en la calle Colo Colo y una casa de administración en el mismo sector, en la calle Tegualda. El pulso de su progreso se ve actualmente reflejado en el orgullo que les provocan sus 18 logias a lo largo del país y una sede recién comprada que les dio espacio para construir ahí su tercer templo. Incluso se han expandido al extranjero creando centros masónicos en Argentina, Uruguay y Bolivia. Nunca dicen cuántas son pero se sabe que el promedio de edad de las chilenas en la masonería bordea los 55 años. Miriam Silva sostiene que se debe a una razón práctica, “a esta edad los hijos ya están grandes y tenemos más tiempo para dedicar al trabajo masónico”.

Pero ¿Qué es lo que se hace en una logia? La ex Serenísima responde que “se trabaja en un nivel interno, cerrado, dentro de la logia, en donde se hacen ceremonias especiales, con rituales, ahí discutimos estos temas que se preparan durante el año. Tenemos una malla curricular, un programa, y estudiamos diferentes líneas de pensamiento. Los temas recurrentes son filosofía, psicología, historia, historia de las religiones es un tema que nos apasiona”.

Otra parte del trabajo se hace fuera del recinto, en donde se realizan reuniones por grado que se hacen cada 15 días. Señala Mirian Silva que “las líneas temáticas de estudio no dependen tanto del género como de cada obediencia, cada grupo masónico autónomo”. Y el grado de avance será directamente proporcional a la dedicación de cada una de las integrantes de la logia, pero la media indica que en un periodo de dos a tres años se puede pasar de aprendiz a compañera y de compañera a maestra respectivamente.

Para esta masona de la cúpula, como se define, “la masonería contribuye mucho a que la mujer reivindique su igualdad en el plano social. Nuestras mujeres salen a actuar a la vida de afuera bien preparadas, pensando que las desigualdades no deben existir, que somos todos hermanos…”

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