EL VERDADERO ESOTERISMO
DE LA MASONERÍA
(PUBLICADO POR LA
REVISTA“THE AMERICANFREEMASON”
EN JULIO DE1912)
(T RADUCCIÓN DEL INGLÉS RAMIRO ARTETAGUZMÁN)
La Francmasonería nos enseña grandes y
valiosas verdades veladas por la alegoría e ilustrada por símbolos. Al momento
de la Iniciación, en Candidato entra al Templo en estado de pobreza y oscuridad
y humildemente solicita ser admitido para conocer los Misterios y obtener los
privilegios de la Francmasonería. Tales Misterios no se explican, ni
en todo ni en parte en los rituales. Algunos académicos opinan que el
Esoterismo es la esencia de dichos Misterios. Repetidamente a través del tiempo
se han hecho análisis introspectivos acerca de si la Masonería mundial está
develando sus misterios a sus miembros y, por lo tanto, se están dando los
pasos adecuados para la Iluminación de los Hermanos, o la Orden se está
alejando de esa responsabilidad y ese aspecto se está desconociendo
progresivamente. Como modesta respuesta a varios de nuestros lectores, hemos
decidido publicar algunos artículos sobre el Esoterismo de la Masonería.
Comenzamos con una introspección hecha y publicada en el “American Freemason”,
en julio de 1912.ada al Templo
“¿Dónde
puedo encontrar los Misterios de la Masonería?” Así escribió un preocupado
Hermano cuya pregunta da a conocer una inquietud que no es manifestada
abiertamente por muchas mentes. Y continúa: “En las formas externas de la
Fraternidad hay muchas cosas que interesan apenas al curioso. Pero no tengo
interés particular en el criticismo de los Antiguos Deberes, ni estoy
preocupado por conocer la línea particular a través de la cual estas formas
ceremoniales han llegado hasta nosotros. Pero, si como se nos dice en todas
formas, la Masonería tiene un “alma”, algo que vale la pena, ¿cómo podemos
captarlo? La pregunta es hecha sinceramente y con la claridad que su
importancia y urgencia requieren. Pero, repetimos, lo que se ha dicho muchas
veces antes y básicamente con las mismas palabras, esto es, que si la Masonería
no ofrece más que catecismos, lecturas y ceremonias, entonces no vale la pena
para el hombre pensante. Les aseguro que son aquellos que con frecuencia lanzan
oscuras indirectas ante un contenido secreto y esotérico de la Masonería
quienes no tienen una concepción adecuada y clara de nuestra Institución.
Pueden clasificarse bien como hombres de confianza o timadores, o intoxicados
con el humo de sus propias palabras, o hipnotizados por pantomimas que no
pueden entender. Oyendo una de esas peroratas nos acordamos del personaje que
habiendo sido egregiamente engañado por la actuación del espectáculo de un
falsificador es el primero en inducir a otros para que entren a fin de no
ser el único en pasar por la vergüenza de haber sido
engañado. El hombre promedio, escasamente capaz de juzgar una organización por
la información suministrada o por la apariencia de los hechos, no encuentra
nada en su iniciación en los diferentes Grados diferente a un interés pasajero.
La continua asistencia a la Logia – de
acuerdo como éstas suelen trabajar – no le transmitirá el verdadero
significado del Gremio masónico. Recibe información superficial, en la mayoría
de las veces por Hermanos para quienes las palabras que ellos mismos pronuncian
tienen poco o ningún significado, que “la Francmasonería consiste en un curso
de moral e instrucción filosófica, ilustrado por jeroglíficos y enseñado, de
acuerdo con los antiguos usos, mediante caracteres, emblemas y figuras
alegóricas”. Ese es un gran prospecto, y si lo que se promete fuera logrado en
nuestras Logias, la instrucción masónica sería una gran adición a la educación
de cualquier hombre. Pero es más que vergonzoso hablar de
“instrucción moral y filosófica” de cara a lo que
conocemos como el currículo de las Logias. Es entendible que alguien que
no tiene más que una vaga idea del significado de esta frase quede
impresionado por el montón de palabras que escucha confusamente. Pero
ningún buen conocimiento puede derivarse de tal impresión. Además, se
le habla de vez en cuando de los Misterios que habrá de conocer, y al
final se preguntará dónde están esos secretos que no ha podido encontrar, y es
en este punto - cuando no ha aprendido más que a cruzar los dedos - que se
presume que ya ha completado su educación masónica y se le deja a su propio
capricho. Si aprende el ritual, siguiendo la línea de menor resistencia, para
uno que tenga ambiciones, se le considera como una valiosa adquisición para su Logia.
Si no tiene tanta ambición, se abrirá ante él el lado social de la Fraternidad
y el “buen miembro” tendrá a este aspecto como la más importante función de la
organización. La repetición del ritual pronto perderá interés, pero el salón de
banquetes y el salón de fumar mantendrán su atractivo. Si eventualmente tiene
una idea – y el caso es desafortunadamente infrecuente – de una Masonería
esotérica y busca investigar más allá del velo de las palabras, se le tratará
con una mezcla de compasión y burla por parte de sus superficiales
compañeros. La Logiano puede brindarle ninguna ayuda para buscar lo que se ha perdido
porque aquellos que deberían instruirlo son tan ignorantes como aquellos a
quienes deben enseñar. Si persiste en desear y buscar el conocimiento, a lo
mejor es tenido como alguien aburrido. Para aquellos que están satisfechos con
que las cosas estén como están, el investigador que adquiere algo de
conocimiento es tenido como un perturbador, siendo puesto como ejemplo de que
la investigación ocasiona problema sin necesarios. Al escribir estas líneas
tengo ante mí un número de volúmenes de Actas de Gran Logia recibidas
recientemente. En cada una de ellas hay un
registro de las palabras del Gran Orador, y sus frases se
diseminan a través de las páginas. Las he investigado todas, como he
investigado todos los discursos que he podido durante años, con la vana
esperanza de encontrar un Hermano que pueda hacer honor a la oportunidad que se
le presenta. Se necesita que surja alguien que, con elocuencia y convicción,
tenga la capacidad de discernir sobre los potenciales de la Masonería y también de darse cuenta de lo cortos que nos
estamos quedando en satisfacer esos ideales. Se necesita que las palabras de
tal orador se calienten con el fuego de la sinceridad, para que puedan quemar
la coraza de la indiferencia y penetren permanentemente en la conciencia del
Gremio masónico. En vez de eso, ¿qué tenemos? Largos e incoherentes discursos sobre
civilizaciones desaparecidas; ensayos repetidos sobre dioses que no tienen
adoradores y sobre templos que han sido abandonados y han estado en total ruina
durante los últimos mil o más años. Todas estas cosas son flojamente amarradas
con un hilo delgado y quebradizo denominado para la ocasión como “Masonería de
los tiempos”. O tal vez hay un vuelo sobre la historia moderna, con detallada
investigación sobre los nombres de los hombres que han sido miembros de la
Fraternidad, mostrando la absurda deducción de darle crédito a la Masonería por
lo que ellos han hecho.“Si no fuera tan frecuente esto no sería raro
Y que sea tan frecuente, sigue siendo raro “Enfrentemos esta desagradable
y casi humillante verdad. Admitamos, con todo el candor y honestidad posibles,
que en su mayor parte, la mayoría de las enseñanzas morales
y filosóficas de nuestra Masonería son una gran impostura. No tienen
actualmente motivaciones adecuadas y no se alcanzan sus propósitos ni se
desarrollan sus capacidades. Entonces, nos quedan las siguientes alternativas: no
pretender nada diferente a que la nuestra es una gran organización
social y que como tal está logrando sus objetivos, o inclinar nuestras
cabezas con vergüenza con el conocimiento de que el espíritu de la Masonería ha
sido sofocado, ablandado y se le ha impedido manifestarse, mientras que el cuerpo
es vestido con relumbrantes ropajes ricamente decorados con llamativos ornamentos.
¿Cuáles son, en realidad, los hechos? En doscientos años de Masonería en países
angloparlantes, del período histórico, ¿ha tenido la Masonería alguna
influencia visible sobre el mundo del pensamiento y la acción? Esta no es una
pregunta para ser respondida por oradores rimbombantes sino por estudiantes
serios de los eventos a considerar. Y yoles digo que si nuestra gran
Fraternidad no hubiera sido desviada de su dirección original, sería hoy la
primera en ser reconocida como parte de las fuerzas que han hecho posible el
progreso de la Humanidad, porque hubo una época en que la Masonería dio plena
cabida y protección a quienes fomentaban la libertad de pensamiento. Se
pretendía que la Masonería debería dar el ejemplo de una sabia tolerancia ante
las demás personas ,distinguiendo entre el conserva ismo que solo obstaculiza y
retarda, y el radicalismo que destruye. Se le dio a la Masonería la tarea de
romper las barreras de castas, clases, raza y nacionalidad que se habían
levantado a través del tiempo, y de anunciar al Hombre como el supremo producto
delos Tiempos. En cambio, al menos en las jactanciosas variantes inglesa y
norteamericana del Simbolismo, hemos perdido el control sobre los sectarios y
los arrogantes, los políticos y los ignorantes. Y si alguien, proclamando la
rectitud, se levanta contra esos, se alcanzan a oír las voces de los que
gritan: ¡Crucifíquenlo! Es muy cómodo ir con la corriente pues ésta fluye
suavemente. No discrepar de nadie, no antagonizar con nadie, evaporarse como
una burbuja sin significado u objetivo para la existencia, así se desarrolla la
Masonería de nuestra generación, pero debería recordarse que en la gran
corriente de la existencia humana hay olas de hierro que flotan al lado de
ollas de barro, las cuales entrarán en contacto tarde o temprano, con
resultados desastrosos para las vasijas de material quebradizo. Así que les
digo que no está lejos el momento detención y prueba para nuestros oradores,
escritores extravagantes y políticos de la Gran Logia, quienes se encogerán
ante el contacto conciertas ollas de hierro que los pueden hacer quebrar y
hundir. Muchos son los masones de “buen tiempo”, pero que ante cualquier
momento de peligrosa tormenta o ante cualquier calumnia, serán pasados por un
tamiz, como ha sucedido anteriormente, llevando a una pérdida numérica pero
fortalecedora de la Orden. La idea y el ideal es el de una Institución
diseminada por el mundo, una gran Hermandad siempre en aumento, una fuerza
activa esforzándoselo aumentar las libertades, la justicia y la verdadera
equidad, un factor real e importante en la dinámica de la civilización. ¿Una
Institución así no sería tema para el arte y la literatura? Pero, ¿qué genio
podría sacar algo de valor de una organización entregada a reglas mediocres y
sórdidos fines? ¿Qué podría encontrar el verdadero poeta en unas ceremonias
mecánicas y una moral emasculada? ¿Qué cosa de perdurable belleza podría
sacarse de la contemplación de lo común? Para perjuicio de la Masonería – de la
Masonería ideal – ¿ha encontrado ahí inspiración para sus temas, brindándole a
la Fraternidad “el carruaje sobre el que paséenlos mejores pensamientos”? Sé
que han existido, y aún hay, rimadores de pacotilla que, como María de Escocia,
habiendo violado con sus escritos “todas las leyes de Dios y de los hombres
sobre la métrica”, son aclamados como poetas masónicos; pero no ha aparecido
uno cuyo intelecto sea tan grande, y su introspección tan aguda que baste para
formular y definir una filosofía real que fundamente en verdades inmutables las
aspiraciones y objetivos de la Masonería. Ningún producto del pincel del
artista o el cincel del escultor ha mostrado el espíritu de la Masonería a
través de sus
grandes
formas para redimir la Orden de su sordidez. Esto habría podido ocurrir solo si
la Fraternidad hubiera transitado por el más alto camino delos logros y si el
verdadero esoterismo masónico se les hubiera manifestado a los verdaderos
iniciados. En cuanto al investigador, buscando aún lo que está oculto o
perdido, no tiene otro recurso que buscar, y buscar en vano, a través de Grados
sucesivos. En cada uno de ellos se le dice que se levantará el velo, que le
será revelada la Palabra perdida, que encontrará la Piedra Filosofal para
distinguir entre la verdad y el error, y que la visión del Santo Grial
recompensará su búsqueda. Y en esa búsqueda llega al final del camino que no
conduce a ninguna parte, haciendo inútiles sus más honestos esfuerzos. Pero,
Hermano que buscas la luz de la verdad, ¿no hay más que un vago indicio de
significados en las mutiladas y oscuras formas de la Masonería Simbólica? ¿No
quedan rastros de la Sabiduría perenne que ha sido conocida en los varios grados
de iluminación por los Iniciados de todas las épocas? ¿No se escucha en
nuestras Logias eco alguno de los sutiles secretos que, protegidos con bárbaros
términos de transmutación, fueron comunicados por los antiguos alquimistas? Lo
ordinario, lo terrenal, debe romperse para liberar su esencia. ¿No tenemos un
indicio de esto en la Leyenda del Tercer Grado? El esoterismo de la Masonería,
mi Hermano, no puede enseñarse a través de lecciones formales, aunque los Hermanos
más conocedores deberían orientaros hacia el Oriente del Conocimiento. Según
las charlas de instrucción, el Compañero tiene tres joyas: el oído atento, la
lengua instructora y el pecho leal. Pero la según da rara vez se encuentra. Y
para el Maestro, se deben añadir otras dos: el alma intuitiva y el cerebro con
conocimiento almacenado. Sin estos, ningún esoterismo puede manifestarse por sí
mismo, pero con ellos se podrán explorar todos los lugares secretos y se
encontrarán todos los tesoros para beneficio de quien los busca. Los Arcanos no
se revelan al de espíritu profano, aún si usa la guirnalda del Iniciado