domingo, 4 de mayo de 2014

La LLana


Por Iván Herrera Michel

La Masonería utiliza el simbolismo de la llana o trulla para acentuar la capacidad y la necesidad del Masón de mantener (o restablecer cuando se hayan perdido) la concordia y la armonía en los trabajos, posibilitando la reconciliación fraternal.

En la albañilería del renacimiento, de donde se toma la herramienta en su forma simbólica, la llana constaba de dos piezas de madera: una superficie plana que se sujeta por el anverso con un asa, y se utilizaba para alisar y despojar de irregularidades una superficie, o extender con suavidad la cal y el yeso.

En algunas partes, las Logias en vez de usar la llana, toman la figura del palustre como símbolo, que es una plancha triangular metálica unida a un mango que igualmente sirve para extender la argamasa. De cualquier manera, el mensaje Masónico es el mismo para ambas herramientas.

Tanto la llana como el palustre, en tanto que símbolos Masónicos, evocan de manera general la fraternidad universal y la aceptación de la diferencia. Es una herramienta de unión y de coordinación recordatoria de los lazos intangibles que deben unir a los Masones como eslabones de una misma cadena. Implica perdonar y olvidar las ofensas, así como también el goce por estar juntos en las deliberaciones y en la camaradería de la construcción.

La fraternidad Masónica lleva implícita la familiaridad y la solidaridad, así como el preocuparse por el salario mutuo, la asistencia a las viudas y los huérfanos, la presencia en los funerales y en las celebraciones, y un largísimo etcétera de buenos pensamientos y acciones en dirección a la concordia.

La llana es la herramienta que se usa para perfeccionar los muros. Con ella se sostiene y extiende el cemento para unir las piedras y alisar su superficie. Es el símbolo que representa el afecto fraterno y la bondad entre los Masones. También lo es para buscar el detalle final que perfecciona y brinda armonía. Con ella se llega a las soluciones que son aceptables por todos, conforme al interés común.

Con la llana nos esforzamos por acercar los puntos opuestos. Por buscar que toda discusión o debate se mantenga dentro del marco del más absoluto respeto a las opiniones y las convicciones ajenas, así como por encontrar las diferencias y las semejanzas en las ideas expuestas en la construcción colectiva de un pensamiento y un sentimiento enriquecido.

La existencia del símbolo de la llana, muestra que lo de la Masonería no es el pensamiento único, sino la pluralidad y la búsqueda de unir lo disperso, para estructurar una nueva especulación plena de afecto fraternal y desarrollo social y humanitario. Su uso implica una voluntad armónica para la acción en la continua tensión entre la conciencia y el carácter que hemos estado construyendo, y la presión moral externa.

Es la permanente labor para constituir un orden en el que los Masones puedan reunirse a plenitud en una forma solidaria y fraternal, para lograr las metas que concientemente se han trazado.

Es decir, que la Llana en la Orden representa la reconciliación moral con nosotros mismos, con los demás y con la humanidad. Algo que debería ser sencillo para los Masones y que de todos modos es imprecindimble para todos.

domingo, 29 de julio de 2012

SIMBOLOGIA MASONICA


Los símbolos otorgan a los miembros de la francmasonería un lenguaje particular, con expresiones que solo los francmasones pueden comprenderlas a plenitud. Constituyen mecanismos educativos que permiten el conocimiento de las doctrinas masónicas, por lo que suele decirse que éstas no están escritas sino contenidas en los símbolos, lo que les confiere la posibilidad de su permanencia y actualidad.
Estos símbolos tienen un doble sistema de decodificación: uno está basado en la tradición y le da a cada uno de los símbolos y al conjunto de los mismos, determinados significados que constituyen una suma de mensajes-enseñanza tradicionales; el otro es la libreespeculación filosófica, basada en el ejercicio de la racionalidad y la libertad humanas para la interpretación de los símbolos.
En ambos casos, los símbolos masónicos cumplen la función de comunicar ideas por medio de mensajes visuales. El receptor del mensaje simbólico debe decodificarlo, es decir reconstruir su sentido, o darle uno, lo que supone el conocimiento del código o hermenéutica utilizados, es decir del sistema de convenciones socializadas que sirve para interpretar un sistema de símbolos, lo que suele implicar un acuerdo social respecto de la asignación, más o menos detallada, de un significado a un significante, lo que constituye un proceso en constante evolución.
Muchas tradiciones masónicas constituyen códigos de interpretación rígidos y detallados, generalmente cargados de elementosmoralesesotéricos y religiosos, mientras la filosofía es una hermenéutica (o código más débil y menos detallado) que permite la libre interpretación simbólica, desde una perspectiva ética y humanista, considerando factores socio-económicos, culturales y personales, que influencian en dicha interpretación.
La simbología francmasónica es una simbología aplicada, que con métodos tradicionales ha producido similares efectos, especialmente psicológicos y conductuales, a los que actualmente obtiene la comunicación televisiva y publicitaria: la influencia en las actuaciones de los seres humanos. Sus diferencias básicas estriban en la tecnología utilizada y, fundamentalmente, en sus objetivos, ya que la programación televisiva y la publicidad están supeditadas a fines de orden comercial, crematísticos, propios de la sociedad de consumo, mientras la francmasonería pretende el mejoramiento ético-moral del ser humano desde una perspectiva idealista.
La parte más estudiada de la simbología masónica es la semántica masónica, o significado de los símbolos de la construcción, llamado simbolismo masónico, el cual está basado fundamentalmente en la idea de la construcción de un templo simbólico, con variaciones interpretativas de conformidad con los ritos y del grado masónico de que se trate.
Como los elementos visuales y aún rituales presentes en la masonería se refieren a símbolos, prácticamente todo lo que sucede en ella tiene carácter simbólico, con un propósito docente es importante para saber el significado de cada signo.

domingo, 17 de junio de 2012

EL VERDADERO ESOTERISMO DE LA MASONERÍA


EL VERDADERO ESOTERISMO DE LA MASONERÍA
(PUBLICADO POR LA REVISTA“THE AMERICANFREEMASON
EN JULIO DE1912)
(T RADUCCIÓN DEL INGLÉS RAMIRO ARTETAGUZMÁN)
La Francmasonería nos enseña grandes y valiosas verdades veladas por la alegoría e ilustrada por símbolos. Al momento de la Iniciación, en Candidato entra al Templo en estado de pobreza y oscuridad y humildemente solicita ser admitido para conocer los Misterios y obtener los privilegios de la Francmasonería. Tales Misterios no se explican, ni en todo ni en parte en los rituales. Algunos académicos opinan que el Esoterismo es la esencia de dichos Misterios. Repetidamente a través del tiempo se han hecho análisis introspectivos acerca de si la Masonería mundial está develando sus misterios a sus miembros y, por lo tanto, se están dando los pasos adecuados para la Iluminación de los Hermanos, o la Orden se está alejando de esa responsabilidad y ese aspecto se está desconociendo progresivamente. Como modesta respuesta a varios de nuestros lectores, hemos decidido publicar algunos artículos sobre el Esoterismo de la Masonería. Comenzamos con una introspección hecha y publicada en el “American Freemason”, en julio de 1912.ada al Templo
 “¿Dónde puedo encontrar los Misterios de la Masonería?” Así escribió un preocupado Hermano cuya pregunta da a conocer una inquietud que no es manifestada abiertamente por muchas mentes. Y continúa: “En las formas externas de la Fraternidad hay muchas cosas que interesan apenas al curioso. Pero no tengo interés particular en el criticismo de los Antiguos Deberes, ni estoy preocupado por conocer la línea particular a través de la cual estas formas ceremoniales han llegado hasta nosotros. Pero, si como se nos dice en todas formas, la Masonería tiene un “alma”, algo que vale la pena, ¿cómo podemos captarlo? La pregunta es hecha sinceramente y con la claridad que su importancia y urgencia requieren. Pero, repetimos, lo que se ha dicho muchas veces antes y básicamente con las mismas palabras, esto es, que si la Masonería no ofrece más que catecismos, lecturas y ceremonias, entonces no vale la pena para el hombre pensante. Les aseguro que son aquellos que con frecuencia lanzan oscuras indirectas ante un contenido secreto y esotérico de la Masonería quienes no tienen una concepción adecuada y clara de nuestra Institución. Pueden clasificarse bien como hombres de confianza o timadores, o intoxicados con el humo de sus propias palabras, o hipnotizados por pantomimas que no pueden entender. Oyendo una de esas peroratas nos acordamos del personaje que habiendo sido egregiamente engañado por la actuación del espectáculo de un falsificador es el primero en inducir a otros para que entren a fin de no
ser el único en pasar por la vergüenza de haber sido engañado. El hombre promedio, escasamente capaz de juzgar una organización por la información suministrada o por la apariencia de los hechos, no encuentra nada en su iniciación en los diferentes Grados diferente a un interés pasajero. La continua asistencia a la Logia – de acuerdo como éstas suelen trabajar – no le transmitirá el verdadero significado del Gremio masónico. Recibe información superficial, en la mayoría de las veces por Hermanos para quienes las palabras que ellos mismos pronuncian tienen poco o ningún significado, que “la Francmasonería consiste en un curso de moral e instrucción filosófica, ilustrado por jeroglíficos y enseñado, de acuerdo con los antiguos usos, mediante caracteres, emblemas y figuras alegóricas”. Ese es un gran prospecto, y si lo que se promete fuera logrado en nuestras Logias, la instrucción masónica sería una gran adición a la educación de cualquier hombre. Pero es más que vergonzoso hablar de “instrucción moral y filosófica” de cara a lo que conocemos como el currículo de las Logias. Es entendible que alguien que no tiene más que una vaga idea del significado de esta frase quede impresionado por el montón de palabras que escucha confusamente. Pero ningún buen conocimiento puede derivarse de tal impresión. Además, se le habla de vez en cuando de los Misterios que habrá de conocer, y al final se preguntará dónde están esos secretos que no ha podido encontrar, y es en este punto - cuando no ha aprendido más que a cruzar los dedos - que se presume que ya ha completado su educación masónica y se le deja a su propio capricho. Si aprende el ritual, siguiendo la línea de menor resistencia, para uno que tenga ambiciones, se le considera como una valiosa adquisición para su Logia. Si no tiene tanta ambición, se abrirá ante él el lado social de la Fraternidad y el “buen miembro” tendrá a este aspecto como la más importante función de la organización. La repetición del ritual pronto perderá interés, pero el salón de banquetes y el salón de fumar mantendrán su atractivo. Si eventualmente tiene una idea – y el caso es desafortunadamente infrecuente – de una Masonería esotérica y busca investigar más allá del velo de las palabras, se le tratará con una mezcla de compasión y burla por parte de sus superficiales compañeros. La Logiano puede brindarle ninguna ayuda para buscar lo que se ha perdido porque aquellos que deberían instruirlo son tan ignorantes como aquellos a quienes deben enseñar. Si persiste en desear y buscar el conocimiento, a lo mejor es tenido como alguien aburrido. Para aquellos que están satisfechos con que las cosas estén como están, el investigador que adquiere algo de conocimiento es tenido como un perturbador, siendo puesto como ejemplo de que la investigación ocasiona problema sin necesarios. Al escribir estas líneas tengo ante mí un número de volúmenes de Actas de Gran Logia recibidas recientemente. En cada una de ellas hay un
registro de las palabras del Gran Orador, y sus frases se diseminan a través de las páginas. Las he investigado todas, como he investigado todos los discursos que he podido durante años, con la vana esperanza de encontrar un Hermano que pueda hacer honor a la oportunidad que se le presenta. Se necesita que surja alguien que, con elocuencia y convicción, tenga la capacidad de discernir sobre los potenciales de la Masonería y  también de darse cuenta de lo cortos que nos estamos quedando en satisfacer esos ideales. Se necesita que las palabras de tal orador se calienten con el fuego de la sinceridad, para que puedan quemar la coraza de la indiferencia y penetren permanentemente en la conciencia del Gremio masónico. En vez de eso, ¿qué tenemos? Largos e incoherentes discursos sobre civilizaciones desaparecidas; ensayos repetidos sobre dioses que no tienen adoradores y sobre templos que han sido abandonados y han estado en total ruina durante los últimos mil o más años. Todas estas cosas son flojamente amarradas con un hilo delgado y quebradizo denominado para la ocasión como “Masonería de los tiempos”. O tal vez hay un vuelo sobre la historia moderna, con detallada investigación sobre los nombres de los hombres que han sido miembros de la Fraternidad, mostrando la absurda deducción de darle crédito a la Masonería por lo que ellos han hecho.“Si no fuera tan frecuente esto no sería raro Y que sea tan frecuente, sigue siendo raro “Enfrentemos esta desagradable y casi humillante verdad. Admitamos, con todo el candor y honestidad posibles, que en su mayor parte, la mayoría de las enseñanzas morales y filosóficas de nuestra Masonería son una gran impostura. No tienen actualmente motivaciones adecuadas y no se alcanzan sus propósitos ni se desarrollan sus capacidades. Entonces, nos quedan las siguientes alternativas: no pretender nada diferente a que la nuestra es una gran organización social y que como tal está logrando sus objetivos, o inclinar nuestras cabezas con vergüenza con el conocimiento de que el espíritu de la Masonería ha sido sofocado, ablandado y se le ha impedido manifestarse, mientras que el cuerpo es vestido con relumbrantes ropajes ricamente decorados con llamativos ornamentos. ¿Cuáles son, en realidad, los hechos? En doscientos años de Masonería en países angloparlantes, del período histórico, ¿ha tenido la Masonería alguna influencia visible sobre el mundo del pensamiento y la acción? Esta no es una pregunta para ser respondida por oradores rimbombantes sino por estudiantes serios de los eventos a considerar. Y yoles digo que si nuestra gran Fraternidad no hubiera sido desviada de su dirección original, sería hoy la primera en ser reconocida como parte de las fuerzas que han hecho posible el progreso de la Humanidad, porque hubo una época en que la Masonería dio plena cabida y protección a quienes fomentaban la libertad de pensamiento. Se pretendía que la Masonería debería dar el ejemplo de una sabia tolerancia ante las demás personas ,distinguiendo entre el conserva ismo que solo obstaculiza y retarda, y el radicalismo que destruye. Se le dio a la Masonería la tarea de romper las barreras de castas, clases, raza y nacionalidad que se habían levantado a través del tiempo, y de anunciar al Hombre como el supremo producto delos Tiempos. En cambio, al menos en las jactanciosas variantes inglesa y norteamericana del Simbolismo, hemos perdido el control sobre los sectarios y los arrogantes, los políticos y los ignorantes. Y si alguien, proclamando la rectitud, se levanta contra esos, se alcanzan a oír las voces de los que gritan: ¡Crucifíquenlo! Es muy cómodo ir con la corriente pues ésta fluye suavemente. No discrepar de nadie, no antagonizar con nadie, evaporarse como una burbuja sin significado u objetivo para la existencia, así se desarrolla la Masonería de nuestra generación, pero debería recordarse que en la gran corriente de la existencia humana hay olas de hierro que flotan al lado de ollas de barro, las cuales entrarán en contacto tarde o temprano, con resultados desastrosos para las vasijas de material quebradizo. Así que les digo que no está lejos el momento detención y prueba para nuestros oradores, escritores extravagantes y políticos de la Gran Logia, quienes se encogerán ante el contacto conciertas ollas de hierro que los pueden hacer quebrar y hundir. Muchos son los masones de “buen tiempo”, pero que ante cualquier momento de peligrosa tormenta o ante cualquier calumnia, serán pasados por un tamiz, como ha sucedido anteriormente, llevando a una pérdida numérica pero fortalecedora de la Orden. La idea y el ideal es el de una Institución diseminada por el mundo, una gran Hermandad siempre en aumento, una fuerza activa esforzándoselo aumentar las libertades, la justicia y la verdadera equidad, un factor real e importante en la dinámica de la civilización. ¿Una Institución así no sería tema para el arte y la literatura? Pero, ¿qué genio podría sacar algo de valor de una organización entregada a reglas mediocres y sórdidos fines? ¿Qué podría encontrar el verdadero poeta en unas ceremonias mecánicas y una moral emasculada? ¿Qué cosa de perdurable belleza podría sacarse de la contemplación de lo común? Para perjuicio de la Masonería – de la Masonería ideal – ¿ha encontrado ahí inspiración para sus temas, brindándole a la Fraternidad “el carruaje sobre el que paséenlos mejores pensamientos”? Sé que han existido, y aún hay, rimadores de pacotilla que, como María de Escocia, habiendo violado con sus escritos “todas las leyes de Dios y de los hombres sobre la métrica”, son aclamados como poetas masónicos; pero no ha aparecido uno cuyo intelecto sea tan grande, y su introspección tan aguda que baste para formular y definir una filosofía real que fundamente en verdades inmutables las aspiraciones y objetivos de la Masonería. Ningún producto del pincel del artista o el cincel del escultor ha mostrado el espíritu de la Masonería a través de sus

grandes formas para redimir la Orden de su sordidez. Esto habría podido ocurrir solo si la Fraternidad hubiera transitado por el más alto camino delos logros y si el verdadero esoterismo masónico se les hubiera manifestado a los verdaderos iniciados. En cuanto al investigador, buscando aún lo que está oculto o perdido, no tiene otro recurso que buscar, y buscar en vano, a través de Grados sucesivos. En cada uno de ellos se le dice que se levantará el velo, que le será revelada la Palabra perdida, que encontrará la Piedra Filosofal para distinguir entre la verdad y el error, y que la visión del Santo Grial recompensará su búsqueda. Y en esa búsqueda llega al final del camino que no conduce a ninguna parte, haciendo inútiles sus más honestos esfuerzos. Pero, Hermano que buscas la luz de la verdad, ¿no hay más que un vago indicio de significados en las mutiladas y oscuras formas de la Masonería Simbólica? ¿No quedan rastros de la Sabiduría perenne que ha sido conocida en los varios grados de iluminación por los Iniciados de todas las épocas? ¿No se escucha en nuestras Logias eco alguno de los sutiles secretos que, protegidos con bárbaros términos de transmutación, fueron comunicados por los antiguos alquimistas? Lo ordinario, lo terrenal, debe romperse para liberar su esencia. ¿No tenemos un indicio de esto en la Leyenda del Tercer Grado? El esoterismo de la Masonería, mi Hermano, no puede enseñarse a través de lecciones formales, aunque los Hermanos más conocedores deberían orientaros hacia el Oriente del Conocimiento. Según las charlas de instrucción, el Compañero tiene tres joyas: el oído atento, la lengua instructora y el pecho leal. Pero la según da rara vez se encuentra. Y para el Maestro, se deben añadir otras dos: el alma intuitiva y el cerebro con conocimiento almacenado. Sin estos, ningún esoterismo puede manifestarse por sí mismo, pero con ellos se podrán explorar todos los lugares secretos y se encontrarán todos los tesoros para beneficio de quien los busca. Los Arcanos no se revelan al de espíritu profano, aún si usa la guirnalda del Iniciado

miércoles, 4 de abril de 2012

EL SECRETO DIVINO


La masonería es la búsqueda eterna por encontrar el secreto funcionamiento del universo, un intento interminable por encontrar orden en al aparente caos, a esto las matemáticas son una herramienta imprescindible. Contar y medir, junto con el uso de la palabra son las primeras y básicas manifestaciones de la inteligencia. A ello la aritmética y la geometría son las dos ramas donde se sostiene esta búsqueda. Todo en el Universo se rige por Leyes precisas, nada escapa a ellas, ni el caprichoso comportamiento humano es ajeno a estas Leyes. La lucha por explicar la Naturaleza bajo la luz de la Razón, es claro donde se sostiene la Masonería, y en esta búsqueda nos encontramos con el numero de Oro y la divina proporción que encontramos en cada rincón del Universo- Dios el Gran Arquitecto del Universo usa siempre procedimientos Geométricos, esto nos hace pensar en la efectiva existencia de Dios, la Masonería convencida de Dios como un Geometra, y que la Creación es un gran libro escrito en el lenguaje de las Matemáticas. En ocasiones de la historia parecía que el Caos había derrotado al Orden, y que las fuerzas oscurantistas y dogmáticas dominarían el orden del mundo, pero, poco a poco la gente cansada de que no se den respuestas, se da cuenta de que todo esta regido por leyes, que pueden ser conocidas e incluso controladas. Existe un número que aparece desde la disposición de los pétalos de una flor hasta la forma de la Vía Láctea, pasando por la compleja estructura dinámica del ser humano. Si quiere saber que número es, siga la siguiente instrucción: a partir de cualquier número, sume el siguiente en orden ascendente, empecemos por ejemplo a partir del 0 +1+1+2+3+5+8+13+21 ... 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584, 4181, 6765, 10946, 17711, 28657, 46368, 75025, 121393, encontrará una secuencia infinita de números cada vez más grandes, y dónde esta ese misterioso número, dividendo cada cifra ente el anterior, encontrará que a cada sencillo calculo el resultante es el Phi 1,618034... VICENTE ALCOSERI

lunes, 23 de enero de 2012

EL ORIGEN DE LOS RITOS MASONICOS EGIPCIOS



Para muchos de nosotros la fascinación por Egipto seguramente nació en nuestra infancia, mientras hojeábamos las viejas ilustraciones que habían dibujado los sabios franceses que acompañaron a Napoleón en su campaña de Egipto. Si Grecia fue la cuna del pensamiento y la cultura occidentales, Egipto no podía ser otra cosa que sus desconocidos padres. Así, todo intento por conocer Occidente debe comenzar con Egipto.

Plutarco, sacerdote del siglo I d.C., fue uno de los pocos iniciados en el sacerdocio egipcio que escribieron de los Misterios para un público que ignoraba y desconocía el sentido profundo de la tradición egipcia. En este sentido se podría pensar que fue un iniciado que violó el juramento de silencio en relación con los sagrados ritos egipcios.

Oriundo de Queronea, fue en Delfos donde Plutarco recibió la iniciación en los antiguos Misterios egipcios de Isis y Osiris, y él mismo revistió altas funciones en este santuario. Como escribió su libro Isis y Osiris en la misma Delfos, podríamos considerar que tal vez no incumplió ningún juramento, pues en tal caso nada le habría resultado más fácil al sacerdocio del templo que suprimir el texto y castigar tan grave traición. Pero como, por otra parte, es indudable que su obra contiene gran cantidad de informaciones secretas sobre los Misterios de Isis y Osiris, a primera vista parecen incompatibles tales revelaciones con el voto de silencio.

El libro en cuestión recoge una serie de comentarios sobre los Misterios. En ellos se examinan diferentes aspectos relativos a diferentes niveles de iniciación y a la mitología arcana. La obra está dedicada a Klea, sacerdotisa e iniciada en Delfos. Esta circunstancia nos permite entrever que su intención no fue la de transgredir ningún voto de silencio; tal vez sólo se trataba de instruir a una hermana iniciada en el mismo culto.

No se sabe cómo sus escritos llegaron al dominio público. No sabemos cómo ocurrió esto, ni si el mismo Plutarco los escribió con intención de publicarlos alguna vez. Tampoco nos consta que recibiera castigo alguno por parte de los iniciados del Templo de Delfos, como seguramente hubiese ocurrido si hubiera quebrantado un secreto.

Para conocer un poco mejor este mundo enigmático de los misterios egipcios, la revista Hermética (www.revistahermetica.org) en su último número, le dedica toda la publicación al tema. No obstante, humildemente, comparto con ustedes mi entusiasmo por Egipto, obtenido de basta bibliografía.

El interés por la tradición egipcia surge con mayor certeza con la Academia Platónica de Florencia, fundada en 1450. Traducido por primera vez del griego al latín en 1471 por Marsile Ficino, el Corpus Hermeticum conoce un amplio éxito, ya que se realizaron más de treinta y dos ediciones. Más tarde llegó el interés por los jeroglíficos.


La egiptomania progresó en particular con la obra de Athanase Kircher (1652), Oedipus Aegyptiacus. Uno de los ballets de Rameau se titula El nacimiento de Osiris (1751). El abad Terrasson, helenista y miembro de la Academia francesa, editó en 1728 una novela seudo-iniciática, Set o la Vida extraída de los monumentos y anécdotas del antiguo Egipto. Las antiguas iniciaciones en tierras egipcias se contaban con mucha fantasía.


Dos alemanes, von Köppen y von Hymmen, lo imitaron publicando Crata Repoa en 1770. Se difundió ampliamente un grabado con autoría de Lenoir que representaba las ceremonias iniciáticas, dentro de la Gran Pirámide. Se podrían citar muchos más autores, pero estos cuantos ejemplos muestran el auge del baño cultural egipcio en dicha época.


Un trabajo de Manuela Garijo, muy bien documentado y publicado en la Revista Hermética, Origen de los ritos masónicos egipcios sugiere que el hermetismo y las Escuelas de Misterios nacen en Alejandría, en una villa cosmopolita ubicada en Egipto pero fundada por los griegos y donde un tercio de la población es de procedencia judía.


Según la autora, utilizan la terminología de los mitos procedentes del antiguo Egipto (Osiris, Isis, etc.), que restituyen en un marco muy influenciado por la cultura griega. Durante el transcurso de los dos siglos que precedieron a la era cristiana circulaban textos, atribuidos a Hermes – dios griego – que pretendían revelar la antigua sabiduría egipcia. Reunidos más tarde bajo el nombre de Corpus Hermeticum, garantizaron el desarrollo de las ciencias herméticas: magia, alquimia y astrología.

Pero el Egipto que redacta dichos textos herméticos y al que hacen referencia los ritos masónicos egipcios, no es precisamente el Egipto faraónico, sino un mundo griego-egipcio, asegura Garijo. Como la datación exacta de los textos herméticos ha sido obviamente posterior a su traducción, no podemos reprochar a los ocultistas y a los ritos masónicos egipcios haberse confundido, considerando que el Egipto al que se referían era el Egipto faraónico, explica.

Sin embargo, C.W. Leadbeater en su obra La Masonería, la historia secreta, sostiene que el culto de los Misterios se origina en el mismo periodo en que se construyeron las pirámides, tiempo que atribuye al año 7525 a.C., una teoría un tanto estirada de los pelos, para mí.

Considero que es en el siglo XVIII, donde la antigüedad se transforma en uno de los componentes del discurso masónico, como la caballería o la fraternidad. Incluso en Inglaterra, el pastor Anderson y el caballero de Ramsay hacen referencia a los antiguos Misterios, tan antiguos que se pierden en la oscuridad de la noche.


A comienzos del siglo XIX, Egipto se convierte en el tema central de los autores de la Orden, siguiendo las huellas de la campaña napoleónica de Egipto.


En mayo de 1798, Napoleón Bonaparte embarca con una fuerza de 38.000 hombres, repartida en 335 navíos, y zarpa hacia Egipto. Se ampara de Alejandría el 1° de setiembre y vence a los mamelucos delante de las pirámides. Pero lo más importante fue el despliegue de eruditos y de investigadores que se unieron a la campaña y que pudieron de este modo ponerse manos a la obra.

Visitan los sitios sagrados, lo anotan todo, realizando bocetos, dibujos, reuniendo documentos, recuerdos y las más diversas informaciones sobre el antiguo Egipto. Copian a mano cantidad de textos jeroglíficos. Entonces llegó el descubrimiento de la piedra de Roseta.


El capitán Bouchard encuentra una estela con un decreto en tres lenguas: en jeroglíficos, en egipcio demótico y en griego, lo que permite a Jean-François Champollion descifrar, por primera vez, los textos del Egipto faraónico. Su primera comunicación, respecto al alfabeto egipcio se celebró el 17 de diciembre de 1822.

Como lo recuerda Jean Mallinger, la campaña de Egipto tuvo también otra consecuencia. El entusiasmo general por Egipto produjo que muchas logias masónicas del continente europeo, modificasen el marco social de celebración de sus actos que hasta la fecha había sido aquel de los ingleses.


La masonería introducida por los británicos, que con frecuencia se reunían no en templos, sino en tabernas o restaurantes, se limitaba a recitar los rituales, iniciándolos y clausurándolos con cantos, todo ello acompañado por los placeres de la mesa.
La campaña de Egipto fomenta un movimiento ya presente en la Europa continental, cuya ambición era la práctica de ritos eficientes por iniciados reunidos entorno a un local que recordase los templos de la Antigüedad.


El iniciado estaba considerado como una piedra viva, cuya talla se realizaba a lo largo de los trabajos, en un ámbito de estudio y de mutuo afecto. Como lo demuestran La alta Masonería egipcia de Cagliostro, en su vertiente hermética y la Orden de los “élus-cohen” (elegidos cohen) de Martinès de Pasqually, respecto a la gnosis judeocristiana. Ninguna de ambas vertientes sobrevivió a sus fundadores. Pero la calidad de su posterior desarrollo iba a revelarse impresionante.

La moda de lo egipcio no dejó de expandirse durante todo el siglo XVIII. En 1751, Rameau escribió una ópera-ballet, La naissance d` Osiris. De 1773 a 1784, Antonie Court de Gébelin hizo aparecer los nueve volúmenes de su Monde primitif, una amplia enciclopedia mitológica y “alegórica” en la que revela el origen de las religiones, los símbolos, los calendarios, los juegos de cartas, las lenguas, las escrituras… Como no podía ser de otro modo, la concedía una gran importancia a los cultos y divinidades del Egipto antiguo.


Según él, la etimología de París era Bar Isis, es decir, “Barca de Isis” y el emplazamiento de la catedral de Notre Dame habría sido primero el de un templo de esa diosa egipcia. Court de Gébelin quien, además de miembro de muchas academias de eruditos, era pastor protestante, adepto a los Ritos de los Filaletes y de los Elegidos Cohen, tuvo una influencia inmensa en la sociedad intelectual de su tiempo.

La moda egipcia, según nos cuenta Gerard Galtier en su espléndida obra La Tradición oculta, no se limitó a Francia; la encontramos en Italia, Gran Bretaña y en los países germánicas. La célebre ópera masónica de Mozart, La Flauta Mágica, se representó por primera vez en viena en 1791; sabemos que describe el camino de la iniciación a través de los misterios de un Egipto místico. En 1795, el escritor Eckartshausen publicó su novela, La voyage de Kosti, en el cual el héroe, hijo de un príncipe indio, sigue un fabuloso peregrinaje iniciático que le lleva a penetrar en la gran pirámide de Menfis.

Uno de los primeros Ritos egipcios es el rito de los “Arquitectos Africanos”, creado en Berlín hacia 1767 por Friedrich von Copen (1734-1797), oficial del ejército prusiano, quien también fue el autos de Crata Repoa (1770), una obra en alemán que pretendía reproducir la iniciación a los antiguos misterios de los sacerdotes de Egipto.

Según Galtier, el principal iniciador, real o mítico, de los ritos de la masonería egipcia y de muchas corrientes rosacruces sigue siendo el conocido conde Alexandre de Cagliostro (en realidad llamado Joseph Balsamo, 1743-1795), quien en diciembre de 1784, inauguró su “Rito de la masonería egipcia Superior”, en el marco de la logia madre La Sabiduría triunfante de Lyon.

Entre los ritos esotéricos del siglo XVII, hay uno, menciona Galtier, que tiene gran importancia para la historia de la masonería egipcia, el Rito Primitivo de la logia de Los filadelfos de narvona, del cual los ritos franceses contemporáneos de Menfis-Misraim se consideran sucesores suyos.

Además del Rito de Cagliostro, el Rito Primitivo de Carbona y del Rito de los Arquitectos Africanos, durante el siglo XVII hubo otros pequeños ritos egipcios. Sin embargo, explica Galtier, se los conoce mal, pues a menudo su interés principal residía en el secreto que los rodeaba.

El origen del Rito Misraim o de Egipto es bastante misterioso. La primera logia francesa de Misraim, bien atestiguada, fue fundada en 1814-1815 en París por los hermanos Bédarride. Este Régimen masónico, que llegaba de Nápoles en Italia, poseía 90 grados y reivindicaba una tradición egipcia de las más antiguas. Robert Ambelain asegura que el rito habría nacido en Venecia en 1788 en forma de logia fundada por un grupo de hombres a los que Cagliostro habría entregado una patente de fundación.

Según la primera versión de la historia oficial del Rito de Menfis, tal cual la relata desde 1839 su fundador Jacques Étienne Marconis de Nègre (1795-1868), la ciencia masónica había sido trasmitida por los templarios, quienes lo habrían recibido mediante un descendiente de un sabio egipcio convertido al catolicismo por San Marco. Sin embargo, Marconis de Nègre no explicaba cómo se había transmitido el Rito de Menfis hasta él, ni por qué no había comenzado a manifestarse más que en 1838.

Según los actuales dirigentes de la Orden de Menfis-Misraim, el Rito de Menfis había nacido de la fusión llevada a cabo entre, por una lado, diversos Ritos esotéricos de origen occitano, sobre todo los Ritos Herméticos de Aviñon, Primitivo de Carbona y de los Arquitectos Africanos de Buerdeos y, por otro, un rito agnóstico de origen egipcio.

En 1881-1882, a instigación de John Yarker, Gran Maestro de Menfis en Gran Bretaña y de Giambattista Pessina, Gran Maestro de Misraim en Nápoles, proclamaron al general Giuseppe Garibaldi Gran Hierofante Mundial de todos los Ritos de Masonería Egipcia. De esta unión nació el nuevo Rito de Menfis-Misraim.


En la actualidad, y por medio de la transmisión en 1985 de Robert Ambelain, Gérard Kloppel se transformó en el Gran Maestro perpetuo del Rito.


Christian Gadea Saguier

martes, 27 de diciembre de 2011

SECRETOS DE LA MASONERÍA



Dr. Arnold Krumm Helle
Uno de los sím b o l o s más profundos que posee la
Libre y Antigua Masonería, es el que se encuentra en el
enunciado de la proposición cuarenta y siete del libro
primero de Euclides, proposición que, conocida con el
nombre de Teorema de Pitágoras, dice así :
En todo triángulo rectángulo, el cuadrado
construido sobre la hipotenusa es igual a la suma de los
cuadrados construidos sobre los dos catetos.
Muchas son las interpretaciones simbólicas que
se han dado a la afirmación anterior, basadas todas ellas
en el significado del triángulo y del cuadrado, las dos
figuras más perfectas de la Geometría.
Mis afirmaciones sinceras a las fecundas y
profundas Matemáticas me han llevado, por un sendero poco
recorrido, hacia una interpretación que me atrevo a
juzgar interesante pues se funda toda ella en el
significado oculto que posee cada uno de los números
usados en la Aritmética, recordando que todas las cosas
conocidas tienen un número, puesto que el número es la
condición esencial de su existencia.
Como es sabido, los números que poseen la
importancia especial de representar la hipotenusa y los
dos catetos de un triángulo rectángulo, satisfacen las
condiciones establecidas en las tres expresiones
matemáticas siguientes, en las que "n" tiene cualquier
valor excepto 0:
2 n
2
+ 2n + 1; 2n
2
+ 2n; 2n + 1Ahora bien, sustituyendo "n" por el valor "1",
se obtiene que los tres números enteros positivos menores
que satisfacen la condición exigida por el Teorema del
sabio de Samos son el 3, el 4 y el 5, pues 3
2
+ 4
2
= 5
S
. El
triángulo rectángulo en referencia tendría c o m o c a t e t o s e
hipotenusa los expresados por los números indicados: 3,4 y
5, cuyos significados cabalísticos son los siguie ntes:
Número tres:
Se corresponde con la letra Gomor (G). Simboliza
en el mundo divino la potencia suprema, el equilibrio
obtenido, sin esfuerzo, por la inteligencia eternamente
activa, por la absoluta sabiduría. En el universo
intelectual representa la fecundidad universal del Ser. En
el dominio de lo físico indica el trabajo incesante de la
Naturaleza, la germinación fecunda de los actos que han de
surgir de la voluntad consciente de la propia potencia.
E s e número se corporiza por medio de una mujer sentada en
el centro de un Sol radiante que indica la potencia
creadora, coronada por 12 estrellas, con un cetro en cuya
parte superior brilla un globo luminoso que no es sino la
acción perpetua que la Naturaleza, siempre sabia, ejerce
sobre las cosas nacidas o por nacer. En la otra mano de
esa figura alegórica, se posa un águila que recuerda las
alturas hasta las cuales ha de remontarse la inteligencia.
A los pies de la noble matrona brilla la Luna que
simboliza la infinitud de la materia y su esclavitud
respecto al espíritu.
Número cuatro:
Se corresponde con la letra Dinain (D).
Simboliza en el mundo divino la realización perpetua, en
modo jerárquico, de las virtualidades que configuran el
ser absoluto. En el universo intelectual representa la
realización de las ideas del Ser, por medio del cuádruple
trabajo del espíritu, es decir por medio de la
afirmación, de la negación, de la discusión y de la
solución. En el dominio de lo físico indica la
realización de los actos dirigidos por la ciencia de la Verdad, por el amor a la Justicia, por la fuerza de la
Voluntad y por el trabajo de la Energía Material. Este
número se personifica mediante la figura de un guerrero
cubierto con un casco que da la idea de la fuerza que
conquista el poder bien dirigido, sentado sobre una
piedra cúbica, imagen de la materia domada, de la obra
humana perfectamente concluida. Con la mano derecha
sostiene un cetro, mientras sus piernas están colocadas en
forma de cruz que simboliza los cuatro elementos, la
expansión de la potencia humana hacia los cuatro rumbos
del espíritu.
Número cinco:
Se corresponde con la letra Eni (E). Simboliza
en el mundo divino la Ley universal reguladora de las
manifestaciones del Ser en la unidad de la sustancia. En
el universo intelectual representa la religión, es decir
la relación íntima del Ser absoluto con el Ser relativo,
de lo infinito con lo limitado. En el dominio de lo
físico, indica la inspiración comunicada al hombre por
las vibraciones del fluido astral; recuerda las mil
pruebas a las que está sometido el ser humano si ejerce
la propia libertad de acción por el círculo infranqueable
de la Ley Universal. Ese número se corporiza por medio de
un Hierofante genio de las buenas inspiraciones del
espíritu, sentado en el espacio que queda entre las dos
columnas del Santuario; traza con el índice de la mano
derecha, sobre el pecho, el signo del silencio como
invitación al recogimiento si se desea escuchar la voz
del cielo en el silencio de las pasiones y de los
instintos materiales. La columna derecha simboliza la Ley
divina, la de la izquierda representa la facultad de
obedecer o desobedecer esa misma Ley divina. El
Hierofante aparece apoyado sobre una cruz de tres brazos
horizontales, emblema del espíritu del Gran Arquitecto
del Universo que penetra en los tres mundos para
despertar todas las manifestaciones de la vida universal.
A sus pies, dos hombres de rodillas, el genio de la luz,
vestido de rojo, el espíritu de las tinieblas, de negro,
listos ambos para obedecer al Maestro de los Misterios Sagrados...
El Triángulo Pitagórico, pues, está formado, en
el mundo divino, por la Ley Universal como hipotenusa y
como catetos, por la potencia Suprema y por la
realización perpetua de las virtualidades del Ser
absoluto. En el universo intelectual la hipotenusa de ese
mismo triángulo es la religión y los catetos están
construidos por la fecundidad universal del Ser y por la
realización de las ideas de ese mismo ser al efectuar el
cuádruple trabajo del espíritu, que no es sino el grupo
compacto de la afirmación, la negación, la discusión y la
solución. En el dominio de lo físico, la hipotenusa del
triángulo de Pitágoras es la inspiración, y los catetos
los forman la acción fecunda de la Naturaleza y la realización de los actos humanos por medio de la Verdad, la
Justicia, la Voluntad y la Energía .
Ahora bien, el Teorema de Pitágoras dice que:
3
2
+ 4
2
= 5
2
9 + 16 = 25
El número nueve, correspondiente a la letra
Thala (Th), simboliza en el mundo divino la sabiduría
absoluta; en el Universo intelectual, la prudencia que
rige y dirige sabiamente a la Voluntad; en el dominio de
lo físico es la circunspección en los actos. E s e número se
personifica en un anciano, la experiencia adquirida en las
dificultades de la vida, que camina apoyado en un báculo,
que no es sino el sostén que presta la prudencia y que
lleva una lámpara encendida, la luz de la inteligencia,
medio oculta bajo el manto que lo cubre, manto que
simboliza la discreción .
E l número dieciseis se descompone, para los
efectos cabalísticos, en diez y en seis.
El número diez, correspondiente a la letra
Ioithi (I,J o Y), simboliza en el mundo divino el
principio activo que vivifica los seres, en el universo
intelectual, la autoridad que todo lo gobierna y en el
dominio físico, la buena o la mala fortuna. E s e número se corporiza por medio de una rueda cuyo eje está sostenido
por dos columnas; a la derecha Hermanubis, genio del Bien,
se esfuerza en subir, mientras que a la izquierda Tyfón,
el genio del mal, se ve precipitado al abismo. En
equilibrio sobre la rueda está le Esfinge, inflexible, que
conserva entre sus garras de león una espada, la espada
del destino, que está despierto siempre para forjar las
cadenas para el vicioso y entretejer guirnaldas para el
que ha hecho de la virtud norma.
El núm ero seis corresponde a la letra Ur (U).
Simboliza en el mundo divino la Ciencia del Bien y el
Mal; en el universo intelectual el equilibrio entre la
necesidad y la libertad, y en el dominio físico el
antagonismo indestructible que existe entre las fuerzas
naturales, el encadenamiento íntimo que une a las causas
los efectos. Ese número se personifica en un hombre de
pié, i n móvil en el cruce de dos caminos, que mira al suelo
fijamente mientras dos mujeres le tocan los hombros y le
señalan la de la derecha la ruta del bien y la de la
izquierda el camino del vicio tentador. Por encima y por
detrás del grupo el genio de la Justicia, suspendido en
una aureola fulgurante, apronta el arco para disparar la
flecha mortal contra las tentaciones malsanas. El
conjunto, c o m o fácilmente se comprende, expresa la lucha
que, en el interior del hombre, se verifica, entre las
pasiones malsanas y la conciencia recta.
También el número veinticinco, para su
interpretación cabalística, debe descomponerse en veinte
más cinco.
El número veinte corresponde a la letra Caitha
(K,C). Simboliza en el mundo divino el principio de todas
las fuerzas espirituales o materiales; en el universo
intelectual la potencia moral, y en el dominio físico la
fuerza orgánica. Este número se corporiza en una bella
doncella que cierra sin dificultades entre sus delicadas
manos las fauces hambrientas de un león de Nemea... Es,
como muy fácilmente se puede colegir, el emblema de la
fuerza en las propias y potentes energías.Del número cinco, no es preciso repetir aquí
cuanto más arriba quedó explicado acerca del simbolismo
que encierra.
De la exposición anterior se deduce que el
Teorema de Pitágoras significa en el mundo divino que el
principio de toda fuerza, que la Ley Universal reguladora
de las manifestaciones del Ser en la unidad de la
sustancia es originada por la acción combinada de la
sabiduría absoluta, del principio activo que da vida a
los seres y la Ciencia del Bien y del Mal.
En el universo intelectual, la misma
proposición geométrica indica que la potencia moral, la
religión sabiamente entendida, resulta del acuerdo que
debe existir entre la prudencia que rige los actos de la
Voluntad y la Autoridad suprema que todo lo gobierna,
estableciendo el equilibrio absoluto entre la Libertad y
la Necesidad.
En el dominio físico, el enunciado Pitagór i c o
establece que la fuerza orgánica y la inspiración
comunicada al ser finito por las vibraciones del Ser
infinito, nace de una perfecta prudencia en los actos
auxiliada por el destino que establece las buenas y las
malas fortunas en obediencia al encadenamiento absoluto
que existe entre las causas y los efectos, encadenamiento
que nace del antagonismo que las fuerzas naturales sienten
unas por otras.
Resumiendo los tres mundos en uno solo, se puede
decir que al enunciar Pitágoras su Teorema: “En todo
triángulo rectángulo el cuadrado construido sobre la
hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados construidos sobre los dos catetos” expresó una proposición de
índole netamente filosófica cuyo profundo enunciado
sirvió de base a una de las más perfectas filosofías:
La renovación universal que obtendrá el hombre
por medio de la inspiración que recibe directamente de las
Potencias Ocultas, ha de alcanzarse únicamente por la
acción de la prudencia que mantiene el equilibriouniversal, por el impulso de la fortuna bien dirigida por
una voluntad potente y por la constancia en las mil
pruebas a las que ha de verse sometido el ser humano en
presencia de las múltiples tentaciones del Bien y del Mal

sábado, 29 de octubre de 2011

Agonica Humanidad

Terribles son los momentos por los que atraviesa la humanidad de la tierra. Agónica la situación que soporta cada hombre, sin distinción de posiciones sociales, clases y castas: Incierto y obscuro está el horizonte, anubarrado de negruras que agobia a todos con una incertidumbre que nadie logra deshacer, habiendo en el presente, hombres de más conocimientos que nunca. ¿Cuál es la causa?... Para todos es misterio aterrador. Hasta las matemáticas les mienten y los conducen por los caminos más extraños, en procura de una defensa que nadie encuentra; con lo que, todos caen en la inacción más aterradora, o idean defensas descabelladas que soliviantan a otros, porque en verdad, ninguno comprende la causa y no emprenden el verdadero camino que los conducirá a la tranquilidad de su conciencia. Y es porque, todos sienten remordimientos agobiantes en su alma, porque todos tienen procesos, de hechos punibles ante la Ley divina, que en su inexorable Balanza, pesa muy fiel y dice la verdad y ésta quiere imponerse, porque la obliga la gravedad de la ley inmutable del progreso. Y sin embargo, cada hombre tiene en sí mismo la palanca que puede mover esa losa y salir del agobio: pero todos temen usar de esa palanca, porque, los que se creen sabios, se van a ver, legos a lo absoluto, en la verdad de la sabiduría del espiritismo, que todo lo sabe y los grandes supremáticos se verían causantes de esta incertidumbre y agonía y prefieren morir aplastados mejor que descubrirse culpables, porque temen una represalia de sus agobiados y engañados tan largos tiempo, porque enlodaron, desfigurando, calumniando y queriendo matar al inmortal operador del progreso, que es la única palanca capaz de mover y tirar muy lejos esa aplastadora losa que mata asfixiada, a toda la humanidad: